Si estás buscando un lugar tranquilo y hermoso para escapar del bullicio de la ciudad, Ares del Maestrat es el lugar perfecto. Se encuentra a unos 140 kilómetros de Valencia ciudad, en la provincia de Castellón, y es un pueblo con una rica historia que se remonta a la época medieval. La mejor época para visitarlo es en primavera, cuando las flores están en plena floración y los paisajes son impresionantes. Uno de los principales atractivos de Ares del Maestrat es su impresionante casco histórico, que está formado por calles empedradas y estrechas que llevan a plazas tranquilas y encantadoras. Además, el pueblo cuenta con una impresionante iglesia, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que es un lugar de visita obligada para los amantes de la arquitectura.
Ares del Maestrat es un pequeñito, pero muy encantador, municipio de la provincia de Castellón, en la comarca del Alto Maestrazgo, el cual se integró desde el 1 de enero de 2018 en la Mancomunitat Alt Maestrat. Tras visitarlo, nos quedamos sumamente encantados al recorrer cada uno de sus rincones.
El núcleo urbano de Ares del Maestrat en Castellón. Se encuentra situado a unos 1.190 metros sobre el nivel del mar y es uno de los más bonitos de la Comunidad Valenciana. Además de ofrecer unas vistas espectaculares desde su mirador, el más alto de toda la población -junto al Museo de la Cova-, os podemos decir que es impresionante sentir el viento dels Ports, pero os recomendamos ir bien abrigados, ya que en días de frío, aquí notaréis las temperaturas mucho más bajas.
Por su ubicación y morfología, Ares se ha convertido en uno de los municipios más fotografiados de la Comunidad Valenciana, digno de visita. Una pequeña población rural muy bonita que, a pesar de ver 197 habitantes censados, nos comentaron, en la visita, que apenas había medio centenar durante estos días.
El término de Ares ha sido un enclave habitado desde hace miles de años, ya a la prehistoria nuestros antepasados nos dejaron un magnífico legado en los barrancos del término, llenos de pinturas rupestres. Especial mención merecen las de la Cueva Remígia al Barranco de la Gasulla, considerada la capilla sixtina del neolítico. Estas pinturas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el año 1998 conjuntamente con el resto de arte rupestre levantino.
Los primeros restos de asentamientos propiamente dichos los encontramos en la Cueva Oscura, donde todavía hoy continúan las investigaciones de los arqueólogos.